Gracia Barrios Rivadeneira nació en Santiago de Chile en 1927, al interior de una reconocida familia de artistas y librepensadores. Al igual que sus hermanas Carmen y Angélica, Gracia fue estimulada en las prácticas artísticas desde muy temprana edad, y se inició rápidamente en las artes visuales en el taller del pintor Carlos Isamitt. Ingresó a la Escuela de Bellas Artes como estudiante libre de pintura y dibujo cuando aún cursaba sus estudios secundarios, y allí llegó a ser ayudante de taller, profesora adjunta y catedrática de Pintura.

A partir de los años cuarenta, junto a José Balmes y otros artistas de su generación, Gracia impulsó un movimiento estudiantil que buscó mejorar la educación artística en Chile, al mismo tiempo que participaba de exposiciones internacionales y otras formas experimentales de creación -mural, ilustración, textil- que pusieron en juego los nuevos principios creativos que promovía, entre ellos la igualdad de género en el trabajo creativo.

En septiembre de 1973, la pintora debió abandonar este espacio de ejercicio artístico debido a los hechos que siguieron al golpe de Estado, y debió permanecer exiliada en Francia por una década, hasta 1983. En este periodo de desarraigo forzado consolidó una pintura que pasó de siluetas matéricas y universales a formas sutiles e inciertas, mostrando en su obra un testimonio personal acerca del exilio del cuerpo, el refugio político y el destierro cultural. Desde París, confeccionó murales y carteles para sindicatos, agrupaciones sociales y culturales que denunciaron las violaciones a los derechos humanos en Chile, así como las luchas contra el apartheid y el belicismo en todo el mundo.

Su retorno a Chile está marcado por una obra que atesora las experiencias sensibles del afecto, el arraigo, el trabajo y la pertenencia diaria a un pueblo que produce signos duraderos, y que en ese tiempo lucha por manifestar una identidad propia de solidaridad y libertad. Una trama simbólica sostenida en las vidas cotidianas, que Barrios sabe leer con maestría al rescatar el recorte de la ventana de una micro, la mirada honda de unos ojos morenos, la dignidad del blanco de un delantal de cocina.

Es por la profunda significación de su obra en el imaginario de distintos colectivos sociales en la historia reciente de nuestro país, que Gracia Barrios fue distinguida con el Premio Nacional de Artes Plásticas en 2011, el mayor reconocimiento a una artista chilena viva. Falleció en su Casa-Taller en Santiago a la edad de 93 años.

Carolina Olmedo Carrasco
Investigadora Archivo Balmes Barrios