Gustavo Ávila presenta exposición “Estado de colapso” en sala El Farol
Una suerte de acción de rebeldía al rigor de la forma que le exige la arquitectura, al contorno definido y a la estructura, es la exposición “Estado de colapso”, que Gustavo Ávila exhibe en la sala El Farol del Centro de Extensión de la Universidad de Valparaíso. La muestra, que se presenta hasta el 1 de septiembre, puede ser visitada con entrada liberada, de lunes a viernes, de 10:00 a 17:00 horas.
El acto de inauguración de la muestra contó con la presencia de Carlos Lara, vicerrector de Vinculación con el Medio; Osvaldo Bizama, director de Extensión y Comunicaciones; Rafel Torres, director de la sala El Farol, y el artista. Lo acompañaron numerosos académicos y académicas de la Facultad de Arquitectura de la UV, en donde se desempeña como profesor.
Al referirse al nombre de su exposición, Ávila explica: “Hay dos lecturas. ‘Estado de colapso’ es por esta batalla permanente, este discurso o diálogo permanente entre la forma y la estructura que tiene una pintura, en mi caso una pintura que es abstracta. Y todo esto porque mi pintura actual es un poquito distinta de 25 años atrás, en que buscaba la figura, buscaba el contorno conocido, y hoy día ha ido perdiendo esa consistencia figurativa y ha ido entrando a un mundo cada vez más fragmentado”.
Prosigue: “Esa es la explicación dentro de la pintura, pero también (el título de la exposición) está asociado a una época, un tiempo que me ha tocado vivir, en que las formas, las figuras, los contornos colectivos han ido perdiendo consistencia y nos hemos ido un poco fragmentando como sociedad. Entonces hay esas dos lecturas: la lectura interna de la pintura y la lectura del contexto. Y ahí un poco juego con eso y trato de evidenciar, desde mi perspectiva, el momento que estamos viviendo, que carece de estos perfiles colectivos comunes, sino que más bien fragmentados”.
Apunta el artista que las obras que presenta en “Estado de colapso” corresponden a “un proceso, no es un estado definitivo, y todas las cosas a veces se pueden revertir nuevamente, para lograr un nuevo contorno, una nueva figura, que yo creo que es lo que todos queremos. Si la figura es posible que después se esperance, se revitalice y alcance otras direcciones”.
En este sentido, indica Gustavo Ávila: “Yo soy arquitecto, tal vez desde mi formación uno está acostumbrado a la referencia concreta, al dato duro, a la figura permanente. Y la pintura, de alguna manera, que es abstracta, que trata de romper y generar nuevas formas, nuevos contornos, una visión original, apela un poco a esto: esto de alguna manera es lo uno quisiera que fueran las cosas. En arquitectura, que la forma fuera más libre, pero hay que someterse a los rigores del dato, del encargo. En cambio, la pintura, por suerte, no tiene encargo, no tiene cliente: sale no más, sale como quiere”.
Sobre si su pintura es una acción de rebeldía a la arquitectura, dice: “Puede ser. Es un recreo. Permanente sí, un recreo largo”.